sábado, 3 de noviembre de 2007

El arqueólogo

El tomo que sostenían sus manos no tenía razón de ser. La obra escrita por un dios a lo largo de los siglos y que empequeñecería cualquier intento humano por alcanzar la inmortalidad a través de las letras. Le ardía la cabeza sólo de pensarlo. Cerró los ojos y abrió el libro por algún lugar al azar. Respiró hondo. Una. Dos. Tres inspiraciones. Era el momento. Abrió los ojos y leyó:
-¡Grua!, ¡grua!, ¡grua!
En la poza había un Cerdito
vivito y guarreando,
con el barro de la poza,
el cerdito jugando.

Cayó fulminado.

··oOo··

El texto del tal dios no es sino un fragmento de La pata mete la pata de Gloria Fuertes (1917-1998). Que cada uno le dé la lectura que quiera.

No hay comentarios: