martes, 14 de abril de 2009

Deshumanizado

La película le había sabido a poco. En menos de dos horas era muy difícil condensar la esencia del libro y no dejar partes colgando. Claro que el perfil de público que buscaba la productora no tenía nada que ver con los lectores del libro y que lo que vendía y daba dinero era la acción y el sexo, pero no dejaban de ser aspectos secundarios de la historia que narraban esas páginas. La verdad es que era difícil no sentirse decepcionado en esos tiempos en los que primaba el consumo rápido y no la degustación tranquila de los gozos que regala la vida. La sociedad se iba deshumanizando y era increíble que sólo unos pocos se dieran cuenta de ello.

Se terminó la hamburguesa en el XXX y salió a la calle. Rebuscó en su bolsillo: dos horas y tres cuartos pasados de parking. Si se daba prisa se ahorraría la media hora siguiente. Llegó sofocado al cajero automático y pagó sólo las tres horas. Estaba sudando y pensó que debería empezar a hacer algo de ejercicio regularmente. Si, ¿pero cuándo?

Condujo el coche por el parque del extrarradio. Le gustaba ir entre los árboles, bordeando el lago con la ventanilla bajada aún en invierno, como si paseara. Entre las decenas de prostitutas que le hacían gestos desde los bordes de la carretera hubo una que le recordó a una chica del colegio que siempre le haía gustado. Le regateó unos minutos y, sentado en un banco frente al reflejo de las luces de la ciudad en el lago, tardó más o menos lo mismo en correrse en su boca, sin condón.

Llegó a casa poco antes de las tres. La gente aún voceaba por la calle disfrutado del sábado. Encendió su ordenador, tenía que trabajar, se estaba quedando atrás. Cogió el libro que había sobre la mesa, leyó las notas que había dejado al margen y siguió adaptándolo a guión de cine.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A veces hay que "prostituirse" para salir adelante a pesar de que no nos guste.