jueves, 14 de mayo de 2009

Enganchado

El subidón de adrenalina era fortísimo, increíble. Lo único negativo eran las taquicardias y arritmias que le daban pero por lo demás nunca había experimentado nada semejante, y eso que había probado de casi todo. Debía tener medio cerebro churruscado y el hígado y otros órganos jodidos de tanto abuso de sustancias que cada vez le hacían menos. Y necesitaba algo que le diera ese subidón.

Y ahora ahí estaba, sólo, encerrado en un cuartucho de una pensión a la luz de las farolas y neones que entraban por la ventana, acurrucado bajo ella y con el viaje de su vida. Vale que sus colegas no podían enterarse de esto, era muy fuerte y jamás se lo perdonarían. Y se lo había pensado mucho, pero mira, no tenían por qué enterarse y si se enteraban de lo que estaba haciendo, tendrían que aceptarlo si de verdad eran buena gente. Es que, joder, tampoco era tan grave.

Llevaba horas ahí, bajo la ventana, metiéndose una tras otra. Tenía que parar pero enganchaba y no paraba de prometerse que esa sería la última, o la penúltima, y que en cuanto se le acabase se iría a los recreativos y dejaría algo "pa mañana".

Pero es que era la hostia, lo mejor que había probado en su puta vida. Y un par de horas antes de que amaneciera, se le acabó. Joder, qué cuerpo se le había quedado, menudo viaje. Necesitaba más y encima le salía gratis. Pasó de ducharse y del desayuno y cogió su ciclomotor para ir a pillar más. Llegó al edificio ese donde estaba la chica esa que le había pasado el tema. Estaba a reventar de peña, sobre todo de jóvenes que iban a por lo suyo, tanto para llevárselo a casa como para empezar a metérselo en uno de los sitios que habían habilitado ahí mismo.

En fin, ahí estaba la chica, sonriente como encantada de conocerse. Pero era buena gente. En cuanto le vio le dijo con un gesto que se acercase y le preguntó -más bien afirmó- que si le había gustado. Él le contestó que había venido a por más y que era la hostia y que ya se había enganchado. Ella le pasó otro y él, sonriente, le devolvió el libro que se leyó la noche anterior.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Igual de enganchado que yo. Genial, hasta el último momento impactante.